Antes de que fuera una sensación internacional de la moda y antes de que los diseñadores le enviarán piezas de pasarela, Bad Bunny se escabullía en el armario de su padre para agarrar su camisa especial para la iglesia, iba al centro comercial con su mamá, compraba lentes en la estación de gasolina y se inspiraba en el canal de dibujos animados. (Bueno, quizás todavía hace esas dos últimas cosas). En sus propias palabras, ésta es una mirada a cómo un muchacho del Puerto Rico rural vuelca los paradigmas sociales sobre masculinidad y trae diversión (peinados, maquillaje, uñas y moda) a la sección de hombres — y al mundo.
To read this story in English, click here.